Fue un día agradable, un poco de frío pero no llovía. La casa de mi amiga está a 30 km de Vilafranca. Está cerca pero no tanto, sobre todo debido a las curvas de los últimos tramos de 18 km.
La cocina es el salón para todos en invierno. La chimenea y una mesa grande con muchas sillas.
Se trataba de ir a ver a mi amiga y sus 2 niños, pero coincidiendo con las fiestas se juntó su pareja con sus 4 niños.
= ¡¡¡Follón!!!!!
Una conversación de 2 chavales se convierte en gritos. Una niña quiere jugar con ellos, pero uno no la deja. Uno de los más peques también protesta, pues una de los más grandes le da un empujón. Por mala suerte este empujón se convierte en un golpe a la cara. El peque asustado empieza a llorar buscando: ¡Mamáaaaa!!! Etc., etc. etc., etc., etc., etc...
Uno que no quiere la ensalada. Otra que quiere más carne. ... El comer se convierte en un juego de mesa.
-¡Yo primero! ¡Yo primero! Lo dice más grande de todos, de 8 años. Con sus 8 añitos ya es lo más grande...
-Aquí todos sois "primero". Dice su mamá. Pero, amiga, ¿cómo?
Por ser un año más grande, este niño siempre paga el plato. No es justo. Ya lo sé, precioso.
Lo sé, porque me ha hecho recordar mi infancia, que soy la más mayor de mis 7 primos, y soy yo la que siempre tuvo que aguantar de todo...
Esa última frase no le dije al grande. Pero, algún día se lo explicaré: "Es así".
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